¿Verdad que todos comemos y picamos en casa muchas veces sin tener hambre? O seguimos comiendo pese a sentirnos llenos por no dejar la comida que nos hemos servido en el plato.
Muchas veces ingerimos cantidades enormes, muy por encima de lo que necesitamos. Caemos en este error por falta de autocontrol o de fuerza de voluntad. Cada bocado cuenta; al final todo suma y la diferencia entre una ración u otra puede suponer más calorías al día de las que te imaginas.
Este exceso de calorías se traduce en muchos kilos de más, pudiendo causar a medio y largo plazo problemas graves de salud como diabetes, alta tensión, obesidad o problemas de columna.
Aunque no lo creas, hay pequeñas rutinas que nos pueden ayudar a paliar estos vicios adquiridos que están perjudicando nuestra salud.
Reorganizar la comida para perder peso: consejos
Reglas para hacer la compra
1-. La compra es cosa de adultos
Si tienes hijos, evita todo lo posible ir a hacer la compra con ellos. Los niños tienen mucho poder de persuasión sobre los mayores, y suelen encapricharse de los últimos productos indicados para una alimentación sana. Los packaging y los reclamos publicitarios tampoco ayudan a esto 🙂
2-. Evita los productos que producen urgencia
Las bebidas gaseosas, el chocolate, los cereales procesados o la cerveza, entre muchos otros productos que no benefician a tu salud, suelen encontrarse en las grandes superficies bien llamativos, con carteles de ofertas y la mayoría de veces en cantidades muy grandes. Hay que huir de esto.
Una vez que abrimos una botella, por muy grande que sea, entra en juego la urgencia por consumirla, pues “Se va el gas”, “Se ponen malos” o cualquiera de los motivos que nos provocan una ingesta compulsiva.
Una solución para esto es comprar siempre en cantidades pequeñas. Todos los estudios hablan de que, cuando llenamos el frigorífico y la despensa con grandes cantidades de comida tendemos a comerla y beberla mucho más rápido.
Quizá no sea lo más cómodo, y nos hará repetir viajes al supermercado (cosa que todos no nos podemos permitir), pero las personas que dedican un rato cada día para comprar están más sanas, pues tienden a comprar para el día a día y eligen mejor las cantidades.
3-. Haz la compra siempre con el estómago lleno.
Este consejo es por el bien de tu salud y por el de tu bolsillo: Cuando tenemos hambre solemos comprar no solo en cantidades mayores, sino también productos más ricos en grasas y azúcares.
En estos casos es el estómago el que dirige la compra, cuando el que lo tiene que hacer es el cerebro.
4-. Fíjate en las estanterías más altas y más bajas del lineal.
Los supermercados son expertos en tentarnos para que compremos aquello que más les conviene, y se realizan muchos estudios sobre disposición de productos en el lineal cada año.
Para hacernos una idea simple: lo que está en los estantes centrales ( a la altura de nuestra visión) es lo que tiene preferencia para los vendedores. Lo primero que ves es lo primero que coges.
El congelador es donde solemos tener la comida menos sana (helados, procesados…etc)
Reglas para la cocina y la nevera
1-. Elige una nevera con el congelador en la parte de abajo
Si tienes que comprar una nevera, elige una en la que el congelador esté en la parte de abajo. Cuando el congelador nos queda a la altura de los ojos, somos más proclives a comer cosas procesadas y congeladas, productos para microondas o incluso helados.
2-. Cuanto más tiempo pasamos en la cocina, más comemos
Es así de sencillo. Para evitar pasar mucho tiempo, procura no colocar un televisor en la cocina, igual que las mesas para comer (en el salón están mejor).
3-. Coloca las marranadas lejos del alcance de tu vista
Ubica los productos más atractivos en lugares menos visibles, como al fondo de los armarios o cajones. Esconde el chocolate, los helados y las galletas detrás de comidas sanas, pues tienes 3 veces más posibilidades de elegir la primera comida que encuentres.
4-. El tamaño de la vajilla importa
Cambia tu vajilla por una con platos más pequeños, y si es posible de colores que no sean blanco (negro o rojo). La misma porción de comida se verá más grande en un plato pequeño, y engañaremos al cerebro reduciendo las posibilidades de que quieras repetir.
Respecto a los colores, somos un poco más escépticos, pero hay estudios que afirman que esto contribuye a que no comamos más de lo necesario, y es nuestro deber comentarlo 🙂
5-. Organiza el frigo para que tengas la comida más sana a la vista cuando abres la puerta. Experimentos han demostrado que cuando las frutas y verduras están muy a la vista se consumen por las familias en mayores cantidades.
6-. Envuelve la carne, el fiambre, los quesos y la mantequilla en papel de aluminio, y mete todos estos productos en tuppers oscuros en las zonas más escondidas de la nevera.
7-. Pela, lava y corta en bastoncillos algunas verduras y frutas, como naranjas manzanas zanahorias o apio, para que cuando tus hijos (o tú misma) abran la nevera con apetito las puedan coger y comer en el momento.